"AL QUE ME RECONOZCA ABIERTAMENTE ANTE LOS HOMBRES, YO LO RECONOCERÉ ANTE MI PADRE QUE ESTÁ EN EL CIELO. PERO YO RENEGARÉ ANTE MI PADRE QUE ESTÁ EN EL CIELO DE AQUEL QUE RENIEGUE DE MÍ ANTE LOS HOMBRES." (Mt. 10, 32-33)
Es ésta una Palabra de gran consuelo y estímulo para todos los cristianos. Con ella Jesús nos exhorta a vivir con coherencia nuestra fe en él. (...) Al término de nuestro camino terreno, Jesús no hará más que confirmar frente al Padre la opción realizada por cada uno en esta tierra, con todas sus consecuencias.(...)
¿Cómo vivir esta Palabra suya? Él mismo lo dice: "Al que me reconozca..."
Decidamos entonces reconocerlo delante de los hombres con simplicidad y franqueza.
Venzamos el respeto humano. Salgamos de la mediocridad y de las componendas que le restan autenticidad a nuestra vida de cristianos.
Recordemos que estamos llamados a ser testigos de Cristo. Él quiere llegar a todos los hombres con su mensaje de paz, de justicia, de amor... precisamente a través de nosotros.
Demos testimonio de él allí donde nos encontremos por razones de familia, de trabajo, de amistad, de estudio o en las diferentes circunstancias de la vida.
Demos ese testimonio sobre todo con nuestro comportamiento, con la honestidad de vida, con la pureza de las costumbres, con el desapego del dinero, participando en las alegrías y en los sufrimientos de los demás.
Démoslo de manera especial con el amor recíproco, con la unidad, para que la paz y la alegría pura que Jesús prometió a los que le están unidos inunden nuestro ánimo ya desde ahora y se derramen a los otros.(...)
Chiara Lubich (Ciudad Nueva 1984)
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